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Capítulo 44.

—¿Entonces cómo explicas todo esto? —preguntó Lucius con una voz llena de veneno—. El hombre que atacó a tu sobrino declaró que fui yo quien lo contrató. ¿Por qué? Porque tú lo sobornaste, ¿verdad?

Hyuwon respiró profundamente, llevando una mano a su cuello mientras trataba de recobrar la compostura.

—¡No lo sé! ¡Te lo juro! Yo no mandé a nadie a atacar a Jungkook. No pude encontrar a nadie dispuesto a hacer ese trabajo, así que no tengo idea de quién lo hizo ni porqué ese hombre te culpó.

Lucius entrecerró los ojos, analizando cada palabra de Hyuwon, buscando algún rastro de mentira.

—¿Quieres que crea eso? —dijo con frialdad—. ¿Quieres que crea que esto no es parte de tu intento patético de deshacerte de mí?

Hyuwon se atrevió a dar un paso más en su defensa, alzando las manos en señal de paz.

—Lucius, escúchame. Tú tienes muchos enemigos. Más de los que puedes imaginar. ¿Qué tan seguro estás de que no fue alguien más? Yo no tengo nada que ganar con traicionarte.

—¡Cállate! —gritó Lucius, volviendo a agarrarlo del cuello, aunque esta vez con menos fuerza—. Tú eres el único que pudo testificar en mi contra y sobornar a ese tipo para decir que yo quiero matar a tu sobrino.

Hyuwon sonrió levemente, como si finalmente hubiera encontrado una forma de defenderse.

—El único testigo que declaró en tu contra es Park Jimin —respondió con calma.

Lucius lo soltó de golpe, dando un paso atrás mientras lo miraba confundido.

—¿Qué dijiste?

Hyuwon enderezó su ropa, aprovechando el espacio que Lucius le había dado.

—Park Jimin, lo recuerdas, ¿no? Él fue quien habló con la detective Roseanne. Según mi contacto en la policía Park fue quien entregó información suficiente para que la policía aprobara la orden en contra de tus hombres, y no dudo que haya dicho que tú eras el responsable por lo que le ocurrió a Jungkook. Solo piénsalo, Jimin tendría razones para hacerlo, según sé hiciste que pagara el triple de lo que te debía, incluso tus sabuesos lo golpearon en algunas ocasiones.

Lucius apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.

—¿Estás diciendo que todo esto es culpa de ese maldito?

Hyuwon asintió, su rostro adoptando una expresión calculadora.

—Es lógico, ¿no? Quizás fue su forma de vengarse.

Lucius comenzó a caminar de un lado a otro, procesando la información. Aunque sabía que Hyuwon tenía razones para traicionarlo, las palabras del hombre sonaban convincentes.

—Si estás mintiendo, Jeon, te juro que no habrá un lugar en esta tierra donde puedas esconderte de mí —advirtió, su tono tan frío como un cuchillo al filo.

—No estoy mintiendo, Lucius. Si yo quisiera traicionarte, ya lo habría hecho.

Lucius salió de la mansión, dejando a Hyuwon jadeando, pero con una ligera sonrisa. Pese a que no pudo deshacerse de él como lo planeó pudo usar la ocasión para culpar Jimin y si Lucius lo mataba estaba más que perfecto.

✧✦✧

Los días siguientes transcurrieron con relativa calma, aunque no sin pequeños cambios que marcaron el rumbo de las cosas. Jungkook se vio obligado a tomarse un par de días para descansar, siguiendo las estrictas órdenes del doctor Lee pero no por el golpe que había sufrido en la cabeza, sino que luego de haber ido a verlo para sus exámenes rutinarios, éste notó algo inusual y aunque no le dijo a Jimin qué era exactamente le pidió que por favor hiciera que Jungkook se quedara en casa unos días y que descansara.

A pesar de la habitual terquedad de Jungkook por trabajar, terminó cediendo gracias a Jimin, quien se aseguró de que el ojiverde permaneciera en casa durante esos días. Jimin no solo supervisó que Jungkook cumpliera las indicaciones médicas, sino que también llenó las horas con su compañía, logrando que la relación entre ambos retomara su equilibrio habitual después de aquella conversación que había aliviado las tensiones.

Mientras tanto, otro acontecimiento notable sucedió: Seokjin y Taehyung oficializaron su relación. Fue Seokjin quien tomó la iniciativa y se declaró en la pastelería, un gesto sencillo pero cargado de sinceridad que ocurrió apenas un par de días atrás. Desde entonces, los dos habían comenzado a salir como novios, dejando en claro que, mientras una relación como la de Jungkook y Jimin se fortalecía cada vez más, otra nueva apenas empezaba a florecer con promesas de felicidad.

Por otro lado, el tema de Lucius Santana seguía siendo una espina persistente. A pesar de los esfuerzos de la policía, el prestamista seguía prófugo. Las autoridades habían tomado medidas para impedir que saliera del país, pero parecía que Lucius había desaparecido en las sombras. Ni siquiera Hyuwon tenía conocimiento de su paradero desde aquella fatídica noche, aunque no por falta de intentos. Hyuwon mantenía a sus hombres buscándolo activamente, rastreando posibles escondites y vigilando cada lugar al que podría dirigirse, decidido a eliminarlo en cuanto lo encontraran.

La calma era solo superficial, una pausa momentánea en un tablero de ajedrez donde cada jugador estaba planeando su siguiente movimiento. Mientras unos buscaban refugio y otros preparaban ataques, Jungkook y Jimin encontraban consuelo en el amor que los unía, y Seokjin y Taehyung se adentraban juntos en una nueva etapa.

Era domingo por la tarde y el centro comercial estaba lleno de familias paseando, parejas riendo y niños emocionados. Entre ellos, Jungkook, Jimin y la pequeña Ayla caminaban tranquilamente por el pasillo principal. Jungkook llevaba a Ayla en el canguro, acomodada contra su pecho, mientras Jimin caminaba a su lado, sosteniendo su mano y señalando los escaparates.

—¿Qué te parece esa tienda? —preguntó Jimin, inclinándose un poco hacia Jungkook mientras señalaba un escaparate lleno de artículos para bebés.

Jungkook miró el lugar y luego bajó la vista hacia Ayla, quien estaba entretenida jugando con una de las tiras del canguro. Sonrió, acariciando la cabeza de la pequeña con ternura.

—Creo que podemos empezar ahí. Pero tú decides, eres el papá experto —respondió Jungkook, lanzándole una mirada de complicidad a Jimin.

Jimin rió suavemente, apretando la mano de Jungkook antes de guiarlo hacia la tienda. Al entrar, fueron recibidos por una amable vendedora que los saludó con una sonrisa amplia.

—¡Qué hermosa bebé! ¿Cómo puedo ayudarlos hoy?

Jimin se adelantó un poco, sonriendo con orgullo.

—Gracias. Estamos buscando una andadera para ella. Ya está en la edad, y creemos que es hora de que empiece a explorar un poco más.

La vendedora los llevó hacia un rincón lleno de andaderas de todos los colores y estilos. Jimin se inclinó para inspeccionar algunas mientras Jungkook mantenía a Ayla entretenida, hablándole en voz baja.

—¿Ves eso, pequeña? —susurró Jungkook, señalando una andadera con forma de cochecito—. Pronto estarás corriendo por toda la casa y haciendo que papá Jimin y yo corramos detrás de ti.

Ayla respondió con un balbuceo feliz, extendiendo su pequeña mano hacia el cochecito. Jungkook rió y besó su cabecita, disfrutando del sonido dulce de su risa.

—Creo que ya eligió —dijo Jungkook, mirando a Jimin, quien volteó a tiempo para ver la escena.

Jimin se llevó una mano al pecho, fingiendo estar conmovido.

—¿Cómo puede ser tan adorable? Creo que me derrito cada vez que hace eso.

Jungkook sonrió y Jimin se acercó y le dio un suave beso en la mejilla antes de acariciar la cabeza de Ayla.

—¿Quieres ese, mi amor? —la pequeña sonrió como si entendiera lo que su padre le preguntó.

—Yo creo que sí —dijo Jungkook.

Finalmente, eligieron la andadera que Ayla había señalado, con la aprobación evidente de la pequeña. Mientras salían de la tienda, Jungkook continuó llevándola en el canguro, haciendo rebotar suavemente al caminar, arrancándole risitas a la bebé. Jimin se unió a sus juegos, haciendo pequeñas muecas y hablando con voz graciosa.

✧✦✧

Más tarde, en la noche, la habitación estaba iluminada apenas por la luz cálida de la lámpara de mesa. Jimin estaba sentado junto a Jungkook, ambos conversaban en voz baja mientras Ayla dormía profundamente en su cuna.

—Amor, ¿te sientes bien realmente? —preguntó Jimin mientras miraba a Jungkook.

—Sí, ¿por qué? —respondió, acariciando suavemente la mano de su esposo.

—Es que me pareció raro que el doctor Lee te pidiera que descansaras, ¿hay algo mal?

Jungkook se quedó un momento en silencio pensando en las palabras que debía decir.

—Es por lo que pasó, nuevamente tengo insomnio y el estrés de todo lo que pasa se ha reflejado en mi cuerpo, sin embargo, no es nada grave, no tienes que preocuparte. Ya estoy bien ahora.

Jimin quería creerle, pero la preocupación de que se tratara de algo más y que Jungkook no le dijera lo inquietaba mucho, todavía no le decía a su esposo que era consciente de su analgesia congénita pero tampoco quería insistirle y presionarlo para que le contara. Por ende, al final decidió confiar en él.

—Bien —contestó regalándole una sonrisa a Jungkook que fue devuelta inmediatamente.

Unos segundos después el sonido del teléfono se hizo presente, Jimin lo tomó rápidamente, viendo que era Taehyung quien llamaba.

—¿Taehyung? —respondió, levantándose para no despertar a Ayla—. ¿Qué pasa?

Jimin... —la voz de Taehyung era tensa, apenas un susurro—. Necesitas venir a la pastelería. Es urgente.

Jimin frunció el ceño, poniéndose de pie.

—¿A esta hora, qué pasó? —preguntó mientras comenzaba a caminar hacia la puerta, sus instintos en alerta.

Del otro lado de la línea, se escuchó un ruido sordo, como si algo pesado golpeara el suelo, seguido del chirrido de una silla arrastrándose.

Jimin, escucha... —comenzó a decir su amigo, pero de repente su voz se cortó, reemplazada por un silencio que hizo que a Jimin se le helara la sangre.

De pronto, otra voz habló al otro lado de la línea.

Buenas noches, Park.

Jimin sintió que el corazón le daba un vuelco al reconocerla.

—¿Lucius? —preguntó con incredulidad.

El mismo. Lamento interrumpir tu tranquilidad, pero tenemos un pequeño asunto que resolver tú y yo —la voz de Lucius se volvió más burlona—. Así que, si quieres que tu amiguito Taehyung salga de esta noche con vida, más te vale venir a la pastelería.

—No sé qué quieres, pero por favor no le hagas daño.

Tranquilo —dijo Lucius con una risa ligera, como si disfrutara del control que tenía—. Si le pasa algo malo depende de ti. Ven solo, ¿entendido? Si veo a alguien más contigo, él muere.

Jimin... —la voz de Taehyung se escuchó, temblorosa—. No lo hagas...

¡Silencio! —gruñó Lucius, y un golpe seco resonó en la línea, seguido de un quejido ahogado de Taehyung.

Jimin sintió cómo la preocupación crecía en su pecho.

—Voy para allá.

Jimin espiró hondo, guardó el teléfono y regresó a la habitación con una sonrisa forzada.

—¿Todo bien? —preguntó Jungkook, notando algo extraño en su expresión.

—Sí, es Taehyung. Me dijo que se siente muy mal y que no tiene medicinas en casa. Quiere que le lleve unas.

—¿A estas horas? —preguntó Jungkook, arqueando una ceja.

—Sí, ya sabes cómo es. No quiero dejarlo solo —Jimin caminó hacia el armario para ponerse una chaqueta—. ¿Te importa quedarte con Ayla un rato? Está dormida, no creo que despierte pronto.

Jungkook lo miró fijamente por un momento antes de asentir.

—Claro. Pero ten cuidado, ¿de acuerdo? Llámame cuando llegues.

Jimin asintió y se inclinó para darle un beso rápido a Jungkook antes de salir de la habitación. En cuanto cerró la puerta, su rostro cambió, dejando que la preocupación se apoderara de él mientras salía de la casa y se dirigía hacia el auto.

Más tarde cuando Jimin llegó, lo primero que hizo fue llamar a su amigo.

—¿Taehyung? —dijo mientras avanzaba hacia el mostrador, mirando a su alrededor con preocupación.

Al entrar a la cocina, su corazón dio un vuelco: Taehyung estaba tirado en el suelo, inconsciente. Jimin corrió hacia él, arrodillándose a su lado para intentar despertarlo.

—¡Taehyung! ¿Estás bien? ¡Despierta! —dijo, sacudiéndolo suavemente, pero no obtuvo respuesta.

El tiempo pareció detenerse cuando sintió un movimiento detrás de él. Antes de que pudiera reaccionar, un pañuelo húmedo fue presionado contra su nariz y boca. Intentó resistirse mientras el olor penetrante lo aturdía rápidamente, pero en cuestión de segundos todo se volvió oscuro.

✧✦✧

Jungkook estaba sentado en la orilla de la cama, revisando su teléfono por enésima vez mientras la pequeña Ayla dormía tranquilamente en su cuna. Miró el reloj, pasaron cuatro horas desde que Jimin había salido.

Frunciendo el ceño, marcó de nuevo el número de Jimin, pero solo obtuvo el mismo tono de llamada seguido por el buzón de voz. Su mandíbula se tensó mientras revisaba la lista de contactos y marcaba a Taehyung.

—Contesta, contesta... —murmuró con impaciencia, pero la llamada tampoco fue respondida.

Finalmente, decidió marcar a Seokjin, su última esperanza de obtener información.

¿Jungkook? —respondió Seokjin al segundo tono, con su voz algo somnolienta—. ¿Qué pasa?

—¿Sabes si Taehyung está enfermo? —preguntó omitiendo cualquier saludo.

¿Taehyung? —repitió Seokjin, confuso—. No, no sé nada. ¿Por qué?

Jungkook se levantó del sofá, empezando a caminar de un lado a otro mientras su tono adquiría un matiz más urgente.

—Jimin salió hace horas para llevarle medicinas. Me dijo que Taehyung estaba muy mal y necesitaba ayuda, pero ninguno de los dos me contesta el teléfono.

Seokjin se quedó en silencio unos segundos antes de hablar, su voz ahora llena de preocupación.

—Eso no suena bien. Taehyung me hubiera avisado si se sentía mal.

—¿Crees que les pasó algo? —preguntó, sin poder ocultar el temor en su voz.

No lo sé, pero esto no es normal. Voy a intentar llamarlo ahora mismo —dijo Seokjin, ya completamente alerta—. Dame unos minutos y te aviso.

Jungkook asintió, aunque sabía que Seokjin no podía verlo.

—Está bien, pero si no obtienes respuesta, voy a buscarlo yo mismo.

Si no contesta, nos reunimos. No puedes ir solo —respondió firmemente antes de colgar.

Jungkook dejó escapar un suspiro pesado y miró la cuna donde Ayla dormía, ajena a la preocupación.

—No puedo llevarla conmigo... pero tampoco puedo dejarla sola.

Sin pensarlo mucho marcó otro número, esta vez el del señor Jeon.

¿Jungkook? —respondió el hombre con voz tranquila—. ¿Qué pasó hijo? ¿Por qué llamas a esta hora?

—Abuelo necesito un favor. ¿Podrías venir a quedarte con Ayla un rato? —Jungkook se esforzó por mantener la voz firme, pero la urgencia era evidente—. Jimin salió hace varias horas y no me contesta el teléfono, necesito ir a buscarlo y asegurarme de que está bien.

Hongseok no necesitó más detalles.

—Claro que sí, iré de inmediato.

—Gracias —dijo Jungkook antes de colgar.

Unos minutos después Seokjin volvió a marcarle.

Nada. No responde —informó Seokjin, ahora decidido—. ¿Dónde quieres que nos veamos?

—Ven a mi casa —respondió Jungkook sin dudar.

—Voy en camino.

Jungkook colgó y corrió a preparar lo necesario. Revisó una vez más su teléfono, esperando un mensaje o llamada que nunca llegaba.

✧✦✧

Cuando Jimin recuperó la consciencia, un fuerte dolor de cabeza lo golpeó. Intentó moverse, pero descubrió que sus manos estaban atadas detrás de su espalda, sus piernas aseguradas a las patas de una silla. Al mirar alrededor, vio que Taehyung estaba a su lado en la misma posición, solo que aún inconsciente. Frente a ellos, Lucius estaba de pie, observándolos con una expresión de burla mezclada con furia contenida.

—Finalmente despiertas, Park —dijo Lucius, cruzándose de brazos.

Taehyung, que comenzaba a recobrar el sentido, abrió los ojos con un quejido. Al notar que estaba atado, levantó la cabeza rápidamente y miró a Jimin.

—¿Qué... Qué demonios pasó? —preguntó con la voz ronca, luchando contra las cuerdas que lo retenían.

—Taehyung, tranquilo —dijo Jimin, intentando sonar calmado, aunque su propio cuerpo temblaba—. Lucius nos ató así.

—Ah, perfecto, ¡ahora estamos secuestrados! —ironizó Taehyung—. ¿Y tú por qué viniste?, te dije que no lo hicieras.

—¡No iba dejar que te mataran!

—¡Y ahora posiblemente nos matarán juntos!

—¡Cállense idiotas! —intervino Lucius.

Ambos chicos voltearon a verlo, este permanecía de pie, mirándolos con una expresión severa y con una pistola aún en mano. Así que ante su claro enojo ellos dejaron de hablar y permanecieron en silencio mientras Santana tomaba asiento en una silla a dos metros de ellos.

—Tengo una pregunta que quiero hacerte —comenzó Lucius fijando su mirada en Jimin—. ¿Por qué declaraste contra mí?, ¿sabes que gracias a eso la policía me busca y cree que quiero matar a tu esposo?

El corazón de Jimin se aceleró de inmediato pero trató de mantener la calma. Había declarado, sí, dijo lo que sabía solo para que Mark y Eril fueran atrapados, pero jamás pensó que Lucius se enteraría y que eso lo llevaría hasta esta situación. Sin embargo la policía no iría tras Lucius solo por sus declaraciones.

—¿Quién te dijo eso? —preguntó Jimin.

—No importa quien me contó, sólo dime si lo hiciste o no.

Jimin intentó responder, pero Taehyung interrumpió, sus ojos brillando con furia.

—¡No sé porqué lo acusas, pero no tiene sentido! —gritó, forcejeando con las cuerdas.

—Cállate —ordenó Lucius, apuntando la pistola hacia Taehyung, quien se quedó congelado.

—Espera —dijo Jimin, atrayendo nuevamente la atención de Lucius—. Él no tiene nada que ver con esto.

—Nadie aquí está libre de culpa hasta que me demuestren lo contrario —replicó Lucius, con una sonrisa irónica—. Ahora, por última vez, ¿qué le dijiste a la policía? ¿Diste alguna prueba en mi contra?

—¡Jimin no tiene acceso a ninguna prueba! Pero si alguien te entregó a la policía, fue esa rata escurridiza de Hyuwon —dijo, Taehyung mirándolo con desprecio, sin importarle que Lucius siguiera apuntándole.

—¿Hyuwon? —repitió—. ¿De qué estás hablando?

Jimin aprovechó la oportunidad y habló rápido.

—Es cierto, no tienes que fingir. Ambos sabemos que tienes una relación con Hyuwon, no sabemos específicamente de qué, pero eso no importa. Piensa por un segundo, ¿cómo iba a conseguir yo pruebas contra ti y por qué testificaría? Yo de verdad no sé nada de ti más allá de que eres un prestamista.

Si esos dos sabían de la alianza, qué caso tenía fingir, Lucius rió brevemente, aunque sin humor.

—¿Me estás diciendo que Hyuwon me traicionó? —preguntó, su tono cargado de escepticismo.

Taehyung asintió con decisión.

—Jimin no tiene la influencia ni el poder para conseguir pruebas en tu contra o algo similar. Aquí el único que tiene los medios es tu aliado traicionero.

—Él quiere que desaparezcas —agregó Jimin—. Tú sabes que hicieron un trato hace 20 años, algo que él no quiere que nadie descubra, mucho menos su familia.

Lucius los miró, sus ojos brillando con una mezcla de ira y duda.

—¿Y qué es lo que Hyuwon quiere ocultar? —preguntó finalmente.

—No lo sabemos —dijo Jimin con sinceridad—. Pero tú sí, sabes que si Hyuwon está tan desesperado por mantenerlo en secreto, hará cualquier cosa para dejarlo así.

—Es obvio que te está usando. Si te elimina, nadie podrá vincularlo con lo que sea que hizo hace 20 años. Lo cual creo que es muy grave como para que quiera que la policía te atrape —añadió Kim.

—Además, sé que tú no eres quien quiere matar a Jungkook, ¿qué razones tendrías? No dudo que Hyuwon te esté culpando para encargarse de ti. Así que piensa... ¿quién tiene más que ganar con tu caída? No soy yo, es Hyuwon definitivamente.

Hubo un largo silencio en el que Lucius parecía debatirse entre creerles o no. Finalmente, bajó la pistola, aunque su expresión seguía siendo de ira contenida, sin decir nada se giró hacia la puerta y, sin mirar atrás, salió de la pastelería, dejando a Jimin y Taehyung atados a las sillas.

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